Mis primeros libros de cocina


Tenía yo unos once años cuando mi tía Isabela me regaló mi primer libro de cocina. Quizá fuera por mi cumpleaños o quizá fuera por su deseo de enseñarme a cocinar, algo que a ella misma le gustaba. Y fue ese libro que ves en la foto, que le acabo de hacer. Pues sí, porque ese libro lo he conservado conmigo desde entonces y lo tengo en mi estantería.
 
 
Se encuentra un poco deteriorado por el paso de los años; más o menos, como también yo. Su autora fue Clara María G. de Amezúa y la edición es de 1964. Las ilustraciones son de Pierre Louis Thevenet. Lleva en su interior 38 recetas, explicadas con lenguaje sencillo para niños, junto con un breve glosario de términos culinarios, consejos útiles y fotografías de niños en la mesa.
 
 
Aún lo consulto de vez en cuando y sigo haciendo algunas de sus recetas. Una de ellas, la Torta de Manzana la tengo publicada aquí en el blog, tal como la hago yo, y al escribirla contaba que procedía de este mi primer libro de cocina. Si abres el enlace, lo podrás ver:
 
 
Años más tarde, mientras estudiaba bachillerato en el colegio, tuve mi segundo libro de cocina, que era de texto. Es este Manual de Cocina, editado por la Delegación Nacional de la Sección Femenina del Movimiento, en 1969.
 
 
Contiene, sobre todo, nociones sobre los alimentos y la alimentación, técnicas culinarias, despiece, la presentación de los platos, la vajilla a utilizar en cada caso, la conservación de los alimentos... Con ese libro recuerdo haber aprendido, por ejemplo, la diferencia entre carnes blancas y carnes rojas.
 
 
Como es natural, alguna parte de su contenido ha quedado obsoleta. Como cuando habla de la lumbre y distintas clases de cocina, en la Lección 2:
 
"El tipo más corriente es la llamada cocina económica, de hierro. Consta de una chapa con uno o más hornillos y un horno. También suelen tener un depósito de agua caliente. Es conveniente que tenga unido al fogón un depósito para carbón".
 
La profesora que impartía esta asignatura, propuso a las monjas del colegio que además de teoría, aprendiéramos cocina práctica y nos enseñó a preparar algunas recetas. Una de ellas recuerdo que fue el Pastel de Tortillas.
 
Y años después, cuando empecé a preparar mi ajuar de novia, me regalaron mi tercer libro de cocina, un clásico por excelencia, titulado Manual de Cocina, con el que aprendimos a guisar muchas jóvenes de mi generación.
 
 
Editado también por la Delegación Nacional de la Sección Femenina del Movimiento, la edición del que yo tengo es de 1973. Ha sido para mí un libro de consulta desde entonces. No trae fotografías, ni las necesita. Lo que sí contiene es muchísimas recetas, además de formación culinaria y gastronómica.
 
 
Una de sus características es la propuesta de menús para almuerzos y cenas diarios, treinta en total, y las correspondientes recetas de los platos propuestos.  
 
Este libro se ha seguido editando y se sigue vendiendo. Es muy interesante tenerlo porque es muy completo.
 
Yo crecí en una época en que la enseñanza de cocina se dirigía a la mujer, a las niñas, a las jóvenes. Se critica eso ahora como discriminación o asignación de roles. Y yo, en cambio, no puedo verlo más que como una suerte que tuve. Me enseñaron a cocinar por ser niña y la cocina me encanta. A mis hijos varones les enseñé yo.
 

Comentarios