Los tarros de vidrio son envases, que una vez vacíos y convertidos en residuos, ofrecen diversas opciones de valorizado reutilizando. Valorizar es darle uso a un residuo y reutilizar es hacerlo sin cambiar su esencia. En este caso, de los tarros hago pequeños candeleros para alumbrar las mesas de jardín en verano o cuando se producen en casa esos inesperados cortes de luz.
Es muy fácil.
Usa tarros de distinto tamaño y velitas de distintas formas y colores.
El primer paso es lavar muy bien el tarro.
Quita la etiqueta. Algunas se despegan con facilidad al lavar con agua caliente. Hay otras que se resisten, pero no pasa nada. Basta con restregarlas con estropajo o pasar por el cristal el filo de un cuchillo, bajo el chorro de agua caliente. Los restos de pegamento se quitan con alcohol.
Pon en el fondo del tarro un lecho de arena, o de hojas secas, o de pétalos de rosa. Encaja en el centro una velita de color.
Relía un trozo de rafia o de cáñamo alrededor de la rosca del tarro. Puedes dejar los extremos a la vista o pegarlos con un punto de cola.
Y ya están hechos. ¿Has visto qué fácil es?
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