Algunas tartas llevan una base que se hace con pasta de galletas. Es muy fácil y es lo que voy a explicar aquí. Se utiliza, sobre todo, para tartas que cuajan con el frío y que no se desmoldan, como las tartas de queso o tartas con rellenos de nata y frutas o de crema.
En tartas saladas también se puede poner una base de galletas, aprovechando el contraste dulce con salado o utilizando galletas saladas. Y en tartas que se hacen en el horno, he puesto yo una base de galletas en sustitución de una masa brisa o quebrada.
Las galletas mejores para esto son las rectangulares finas o las maría dorada. Y si van a tomar niños la tarta, sustituyo el coñac por zumo de naranja o por agua.
INGREDIENTES:
galletas
mantequilla o margarina fría
un poquito de coñac, zumo o agua
Muele las galletas. Yo las corto a trozos y las pico en la picadora de cuchillas. Picarlas más o menos fino es a tu gusto.
Pon las galletas molidas en un cuenco de amasar. Echa dos o tres cucharadas de mantequilla o margarina y un poco de coñac.
Empieza a amasar con los dedos. El líquido que lleve, sea licor, zumo o agua ablanda la galleta un poco y facilita el amasado, pero debe ser poca cantidad, así que es mejor que lo pongas en una cucharada y luego otra, hasta que veas que basta.
Toma luego porciones de la masa y extiende sobre el fondo del recipiente donde vaya a ir la tarta. Poco a poco, hasta terminar. Mete entonces en la nevera, hasta que vayas a echar el relleno.
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