Ir a la compra o ir al huerto


Decía un amigo de ciudad que un huerto es como tener el supermercado dentro de casa. Que necesitamos tomates o pimientos, vamos al huerto y los cogemos. Que necesitamos patatas, vamos a donde se guardan las que recogimos y nos las llevamos a la cocina. Que nos apetecen higos o naranjas, según la temporada, vamos al árbol y nos los traemos. Así de fácil, sin necesidad de salir de casa.

Como muchos supermercados, el huerto está abierto en horario continuo, las 24 horas. Claro que las horas mejores son las primeras de la mañana y las últimas de la tarde, sobre todo, para traernos en cantidad. El único límite, por comodidad, es no hacerlo cuando se acaba de regar, porque la tierra puede estar mojada.

Cuando se nota, sobre todo, que tienes el supermercado dentro de casa, es cuando necesitas lo indispensable. ¿Y cuántas veces no ha pasado estar cocinando y echar de menos alguna hortaliza que se nos olvidó comprar? Y aunque haya en el barrio alguna de esas pequeñas tiendas de desavíos, ¡lo que molesta dejar la comida a medias y salir a comprar lo que nos falta! Al huerto, en cambio, vas en un momento y te traes en poca cantidad lo que necesitas, porque lo tienes ahí mismo.


Otra ventaja es que con lo que da el huerto en una temporada, se preparan conservas para el resto del año y no tienes más que ir a la despensa o el congelador. Esto, como es natural, se puede hacer sin tener huerto propio y es bueno porque sabes que lo que comes, está hecho de verdad con frutos de temporada y que no lleva conservantes químicos.

¿Y el sabor? El sabor de los frutos de huerto no tiene nada que ver con el de frutos que se venden en supermercados, que muchas veces provienen de explotaciones lejanas y que nos han llegado viajando en cámaras, y para realizar ese viaje, han tenido que ser cosechados sin haber alcanzado la madurez. ¿Qué pasa entonces? Pues que por fuera tienen un aspecto vistoso, pero al abrirlos están vacíos, carecen de consistencia, de sabor y de olor.

Como ejemplo, un tomate de huerto cortado a rodajas, además de su olor y sabor, se come con cuchillo y tenedor, porque hay sustancia que cortar. Un tomate muy lindo de los que venden con frecuencia en grandes supermercados, no tiene dentro más que semillas; semillas, que, además, ni siquiera sirven para plantar.

Mi consejo es que quien disponga de espacio para tener un huerto en casa, que lo tenga, aunque sea pequeñito. Y para quien eso no sea posible, que compre los frutos de temporada en huertos cercanos. Quien prueba esos frutos, no se explica cómo antes ha podido pasar sin ellos. ¡Haz la prueba y lo verás!


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