Empieza el otoño. En estas tierras del Sur, el clima aún cálido hace que el verano se prolongue en lo que se conoce como "veranillo del membrillo". Es porque en estos meses, septiembre y octubre, es cuando maduran los frutos de los membrilleros y recogemos los membrillos. Con ellos hacemos en la fábrica el Dulce de Membrillo y la Jalea de Membrillo.
Es también tiempo de otras frutas que no utilizamos en la fábrica, como las granadas. Final de septiembre, octubre, e incluso noviembre en algunos años, encontramos en los árboles las hermosas bolas rojas y rosáceas colgando de los granados y los grandes frutos verde amarillentos de los membrillos.
En las ramas de las higueras vemos, como siempre, los pequeños higos que no llegan a madurar, mientras sus grandes hojas comienzan a pintarse de manchas pardas precursoras de la caída masiva propia del otoño.
Dicen que este año hace más calor en esta época que en otras anteriores. Yo no lo veo así. Tenemos el mismo calor que en otros veranillos. El cambio climático, si es que en verdad existe, no se nota de un año para otro, como tampoco de un año a otro se notan los cambios en la orilla del mar. Es al cabo de muchos años cuando vemos que la distancia a la orilla ha aumentado o ha disminuido. Para mí, que observo los cambios en mis frutales, este veranillo del membrillo es como todos los demás.
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