La Casa del Dulce, en Arcos

Hoy te voy a hablar de dulces y te advierto que se te puede hacer la boca agua. Y es porque a primeros de mes estuve en la inauguración de una nueva pastelería. Se llama La Casa del Dulce y está en la subida al casco antiguo de Arcos de la Frontera.






Es un local pequeño y acogedor en los bajos de una casa antigua de techos altos y vigas de madera

Nada más traspasar la puerta te encuentras con el mostrador y un atrayente expositor lleno de dulces. 



 


Más atrás cuenta con un obrador donde preparan  una de sus especialidades: la masa frita y también, buñuelos.  ¡Y te los sirven con chocolate caliente, qué más se puede pedir!




 
Entre los dulces verás los de toda la vida, como los tocinillos de cielo, piononos, milhojas, palos de nata, petisús de chocolate, tartitas de yema, borrachuelos, delicias de chocolate, tartas de manzana. 


Tienen, como no, bollería: enormes y apetitosos donuts de obrador de azúcar y de chocolate, ensaimadas de crema, palmeras de chocolate y de yema, cruasán (croissants) rellenos y tortitas. 


Y junto a ellos siempre tienen algunas tartas, de fruta, de piñones, de yema, de queso, que te puedes llevar enteras o en porciones.



Y pasteles morunos de miel y de frutos secos, como los pestiños, triángulos de almendra, rollitos de dátiles y avellanas, sultanas de coco, bocaditos de turrón, rosquitos y las magdalenas de frutos secos.





Junto a estas exquisiteces propias de confitería, nos encontramos productos hechos en Arcos, como los típicos bollos de Semana Santa de obrador de panadería, las pastas y dulces de las Hermanas Mercedarias, que los elaboran en su convento de clausura y nuestras Mermeladas Artesanas de Cañá de Arriero.









La Casa del Dulce será una parada segura en la visita al casco antiguo del pueblo de Arcos. Sus dueños, Andrea y Manuel, una joven pareja muy simpática, con toda amabilidad te atienden y orientan en tu elección de dulces, porque te apetece llevártelos todos. 




 
Y si en tu paseo te acompaña tu perro, lo puedes dejar atado junto a la puerta, donde han dispuesto para ellos un "dog parking" con un cubito lleno de agua por si quieren beber. ¡Están en todo!



Después de pasar con ellos un rato delicioso, no pude resistir más la tentación y les pedí que me prepararan una bandejita con un surtido de dulces. 


Otro día volveré a por más porque están buenísimos y elaborados con productos naturales, tanto es que al probarlos me vinieron recuerdos de mi infancia, cuando iba a una confitería que había cerca de la casa de mi abuela. 

¡¡Tengo que volver a La Casa del Dulce!!



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