Con esta sopa te preparas la cena en un momento. Viene muy bien para esos días en que llegas tarde a casa y con ganas de tomar pronto algo que te alivie del cansancio de la jornada.
El caldo puede ser de carne, de verduras o de puchero, como prefieras. El pan sí debe ser en una rebanada grande, ancha. Mejor si está asentado. Si es del día, tuéstalo antes un poco.
Para 1 persona necesitas:
Entre 1/4 y 1/2 litro de caldo
1 huevo crudo
1 rebanada grande y gruesa de pan
1 cucharada de queso rallado
Un poco de jamón picadito, si quieres
Hacerla es muy fácil:
Calienta el caldo en un cazo, cuya boca sea más o menos del tamaño de la rebanada. Es bueno que quepa justa.
Al romper a hervir, baja el fuego. Pon en el caldo la rebanada entera.
Cuando veas que empieza a empaparse, casca el huevo encima con cuidado de que no se escurra la clara por los bordes.
Deja que el caldo hierva suavito, mientras se cuaja la clara y el pan se empapa. El huevo debe quedar cuajado sobre la rebanada.
El pan en el caldo empezará a ablandarse por la miga. Al cascar el huevo encima, se hundirá un poco por el centro. Así la clara no se te escapa. Y como el pan tostado o del día anterior tarda un poquito más en ablandarse del todo, da tiempo a que el huevo se haga. Tarda muy poco.
Cuando esté blanca la clara, pasa la rebanada con el huevo a un lebrillo o a un plato sopero. Para que no se rompa, ya que entonces estará empapada y blanda, puedes utilizar una pala o una espumadera.
Vierte el caldo con cuidado y espolvorea el queso rallado por encima. El caldo caliente lo fundirá.
Agregarle jamón picadito es opcional. Eso sí, ¡que no se te enfríe!
Comentarios
Publicar un comentario