Desde que empieza la estación del otoño a finales de septiembre hasta que el otoño llega tal como lo vemos, con la caída de las hojas de los árboles, la temperatura más baja y la lluvia continua, tenemos por aquí montones de moscas. La mosca común, que ahora está atontada y lenta.
Si tienes estas moscas en casa, te recomiendo el matamoscas manual de toda la vida. Es barato, no contamina y sirve de un año para otro. Nada sofisticado, si lo sabes utilizar es efectivo e incluso entretenido.
En el mercado existen distintos modelos y diseños. Es importante que el mango no sea corto y que la pala no sea rígida. El golpe hay que darlo rápido. Si te vas acercando, la mosca te verá y saldrá volando. Aprovecha cuando estén distraídas, si dejas miguitas sobre la mesa, si se juntan con otras moscas o si se frotan sus patas. En esos momentos el golpe no falla.
En la cocina de la fábrica no entran.
Las detienen la mosquitera de la ventana y la puerta cerrada, que se abre solo para dejarnos
entrar y salir. Si se nos cuela alguna mosca, hay que parar la
producción, guardar y proteger toda la fruta que esté en proceso.
Eliminamos entonces a la intrusa con un matamoscas manual, no con insecticida.
Y de inmediato, retirada del cadaver y limpieza y desinfección del
punto de defunción y de todas las superficies de trabajo donde se
hubiera posado. Solo nos ha ocurrido en dos ocasiones.
El aspecto de la mosca común es de sobras conocido. No pongo una foto porque no quiero ver una mosca ni en el blog. Cuidamos mucho impedir su entrada en la fábrica.
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