Gazpacho de Cañá de Arriero

El gazpacho es la comida-bebida habitual del verano en el sur de España. El gazpacho rojo, por diferenciarlo en el color del gazpacho blanco, es una mezcla de hortalizas, aceite, sal, vinagre, pan y agua, que se consume frío. Según sea su consistencia, se toma con cuchara en platos, cuencos o lebrillos, o bebido.

En sus comienzos los ingredientes se majaban en un lebrillo, donde se iba añadiendo el aceite y el agua. Era una sopa fresca, que aún se prepara de la manera tradicional.

Como otros platos tradicionales, cada familia tiene su forma y manera de preparar el gazpacho. Si recogiéramos todas las variantes, habría material para escribir un libro. Lo que no debe faltar es el tomate y el aceite, mejor si es de oliva.

La receta que explico hoy es la del gazpacho que hago para mi familia. Su peculiariedad está en lo que tiene y en lo que no tiene. Lo que tiene es hortalizas de huerto y aceite de oliva ecológico. Lo que no lleva es pepino, ni vinagre, ya que el tomate le da suficiente acidez.






NECESITAMOS:

Tomate maduro, pongamos 1 kilo y medio
1 pimiento verde
1 diente de ajo
1 bollito de pan blanco del día o del día anterior
2 cucharadas rasas de sal gruesa, o al gusto
Para 1 litro de tomate ya triturado, medio vaso de aceite
Medio vaso de agua fría o algo más
 

VAMOS A PREPARARLO:

Lo primero es lavar los tomates y el pimiento. Eso hay que hacerlo siempre.

A continuación pelamos los tomates, quitándoles la piel con un cuchillo. Si están bien maduros, sale con facilidad. Otra opción es escaldarlos. Para eso ponemos agua a calentar en una cacerola grande o una olla. La cantidad de agua, que sea como la mitad de la capacidad de la olla. A los tomates les hacemos un par de cortes superficiales en forma de cruz por la parte de abajo. Cuando rompa a hervir el agua, los echamos en la olla. La piel se abrirá en el corte que lleva. Apagamos el fuego enseguida. Los sacamos de uno en uno con un cazo y los reservamos en una ensaladera hasta que se enfríen. Si los escaldamos, este tiempo tenemos que tenerlo en cuenta al preparar el gazpacho.

Ponemos el bollito en remojo con agua fría para que se ablande por completo.

Los tomates ya pelados y limpios en lo posible de semillas, los echamos troceados en el vaso de la batidora, junto con el jugo rojo que sueltan. Después de triturarlos, yo los paso por un colador, presionando con la maja para quitarles del todo las semillas. Eso mismo se puede hacer con un pasapurés. Si tienes una batidora mejor que la mía, este paso te lo puedes saltar.

Picamos muy fino el pimiento limpio de semillas y lo añadimos, junto con el ajo pelado. Volvemos a triturar.

Estrujamos el bollito empapado, apretándolo entre las palmas de las manos, y lo añadimos al gazpacho. Echamos también la sal y volvemos a triturar y mezclar.

Por último, el aceite. Lo echamos todo de una vez en un chorro. Si la batidora es de brazo, lo metemos hasta el fondo y lo vamos levantando despacio, como si fuera una mayonesa, para que el aceite se incorpore. El aceite es lo que le da la cremosidad. Lo probamos para rectificar la sal al gusto.

Este gazpacho es muy cremoso. Lleva poca agua porque el tomate de por sí suelta mucho jugo. Así que le echamos agua fría solo si es necesario o si queremos hacerlo más líquido para tomarlo bebido. No olvides entonces añadirle un poco más de sal.

Como guarnición lo puedes servir con huevo duro picado, trocitos de pan, pimiento picado, cebolla picada, daditos de queso, jamón, como más te guste. 

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