Nada mejor que una ensalada para probar nuestra imaginación. La variedad de ingredientes puede ser enorme o muy simple. Siempre debe resultar apetitosa y refrescante.
Si lleva algún tipo de lechuga, como en esta receta, no se debe aliñar hasta poco antes de consumirla.
Las fresas le dan un toque primaveral y la llenan de color.
La ensalada que hemos preparado lleva:
Lechuga iceberg, cortada en tiritas finas
Queso gouda y
Jamón de pavo, cortados en tiritas
Zanahoria cruda, cortada en juliana
Maíz dulce tierno
Aguacate
Unas gotas de zumo de limón, si es necesario
Crema de queso fresco (de untar)
Orégano o cebollino picado
Fresas cortadas a láminas de arriba abajo
Piñones
Con la crema de queso, que debe estar fría, formamos unas bolitas, en las que se mezcla la hierba aromática que hayamos elegido. Haremos mejor las bolitas si antes nos enfriamos las manos. Podemos para eso meterlas bajo el chorro del grifo de agua fría y secarlas ligeramente.
En la ensaladera echamos la lechuga, el jamón, el queso, la zanahoria, el maíz y el aguacate cortado a trozos. Si vamos a tardar en servir la ensalada, hay que poner algo de zumo de limón sobre el aguacate, o bien, no cortarlo hasta el final pues se oxida en seguida y toma un color feo.
Disponemos las bolitas de queso sobre la ensalada y en cada una pinchamos una lámina de fresa. Por encima de todo salpicamos algunos piñones.
El aliño, como más os guste.
Y a la nevera hasta que la vayamos a servir.
Y a la nevera hasta que la vayamos a servir.
No olvidéis que las verduras y las fresas hay que lavarlas antes de utilizarlas, incluso si vienen de un supermercado, envueltas en plástico. Las fresas se lavan sin quitarles el rabito.
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