Por la posición de la Tierra con respecto al sol la primavera comienza el 21 de marzo. Y el inicio de la primavera se suele entender como el renacer del ciclo de la vida: plantas cuajadas de flores, los árboles se cubren de hojas nuevas, muchos animales se emparejan, construyen sus nidos... e incluso los seres humanos parece que despiertan al amor.
En el campo las plantas y árboles no esperan para florecer a que llegue una fecha del calendario. La primavera empieza antes del mes de marzo o puede ser después.
En la Cañá de Arriero los más tempranos son los almendros, que florecen en febrero. La fotografía que veis está tomada hace una semana.
Al igual que otros frutales de la familia de las rosáceas, las yemas florales son las primeras en abrir, de forma que las ramas se llenan de ramilletes de flores nuevas, que da al árbol una singular belleza. Efímera, pues las hojas tardan poco tiempo en aparecer y las flores poco en desaparecer.
La señal que recibe el árbol para iniciar la primavera es la temperatura. Así, si aun siendo invierno tenemos varios días cálidos o de buena temperatura, la planta entiende que ha empezado la primavera y sus yemas se abrirán, aunque luego el invierno continúe. Eso es lo que en el cultivo natural llamamos la falsa primavera. Es en cambio el principio en que se basa el cultivo en invernadero.
Si por el contrario, los días fríos y lluviosos se suceden sin descanso, la primavera de los frutales se atrasa y la recolección también.
En el campo todo eso tiene su importancia y en nuestra fábrica de mermeladas también ya que elaboramos con fruta de temporada y, como podemos ver, las temporadas de la fruta pueden variar según sea la climatología.
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