Plantar árboles frutales

Ahora es buen momento para comprar árboles frutales a raíz desnuda. Esta expresión quiere decir que no traen cepellón, ni van en un contenedor con tierra, sino que sus raíces están a la vista. 
Buena parte de los frutales, ciruelos, perales, manzanos, melocotoneros, albaricoques, membrillos, cerezos, entre otros, son de hoja caduca y detienen su crecimiento durante el invierno. Por eso a raíz desnuda solo se pueden comprar durante los meses invernales. Resultan más baratos que los que llevan cepellón y se pueden transportar con mayor facilidad ya que las ramas no llevan hojas. Al llegar la primavera, las raíces empezarán a desarrollarse ya en su nueva ubicación.
A la hora de plantarlos, sobre todo si van en estas condiciones y si se trata de árboles jóvenes, hay que tener en cuenta el desarrollo que van a alcanzar después. Esto es importante para calcular la distancia de separación que hay que dejar entre un árbol y otro y entre un árbol y un elemento fijo, como puede ser una pared. Una buena distancia entre dos árboles es 5 o 6 metros.
Para plantarlos se debe cavar un hoyo de unos 60cm de diámetro con 60cm de fondo, o algo más si fuera necesario para no dañar la raíz. Para rellenar el hoyo, una vez esté la raíz dentro, se puede añadir algo de tierra enriquecida, pero lo mejor es cubrirlo con la misma tierra que se haya sacado porque es donde el árbol va a crecer después. Se entierra hasta el cuello y se presiona la tierra que rodea al tronco con las manos o con los pies. Después de plantar hay que dar un riego, pero antes hay que formar un alcorque, que se puede hacer con la misma tierra.
Si en la zona soplan vientos fuertes, conviene sujetar el árbol a un tutor, cuidando siempre de que la atadura no pueda dañar al tronco. Se puede utilizar para eso un trozo de gomaespuma o unas cintas especiales. 

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